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Historia de la música

Hace alrededor de 51 mil años o más nuestros antepasados inventaron la música, tribus nómadas descubren los encantos de la vida sedentaria. Se afincan en valles fértiles o fundan pueblos y luego ciudades. Los pobladores de algunos valles como el Tigris y Éufrates, Nilo, Río Amarillo... fueron los primeros en muchas cosas: metales, carros de ruedas, escrituras, aritmética y música.

La música tiene su origen en la búsqueda de lenguaje, esto es en la necesidad de comunicación, las teorías etnomusicológicas formuladas sobre todo a partir del último tercio del siglo XIX que han tenido que ampliar significativamente en nuestra centuria el marco cronológico a la hora de determinar la antigüedad del fenómeno musical del hombre: su capacidad de distinguir diferentes alturas de sonido y la facultad de proceder a la ordenación de estos, nos remontan a hace unos 40 000 años, cuando el Homo Sapiens era capaz de imitar los sonidos de la naturaleza y diferenciarlos de los que constituían la estructura de su lenguaje, fue entonces con el llamado Homo musicus cuando comenzaron a perfilarse las primeras expresiones musicales asociadas a un hecho colectivo, rituales funerarios, cacerías y ceremonias vinculadas a la fertilidad, formaban parte de una cotidianidad de la que la música había entrado a formar parte por derecho propio.

Estudiosos como Leo Frobenius y Constantin Brailoiu nos recuerdan que el hombre, que concebía el cielo como una bóveda de piedra, deseaba dominar la emisión de sonidos para que resonara en él todo su territorio.

La música en la Edad Media

La música en la Edad Media se divide en el Período Patrístico (hasta el año 840). En el Romántico (año 840 hasta el año 1250 en el siglo XII). En el Gótico (1250 a fín de la Edad Media y 1453, fines del siglo XV). En el Período Patrístico apareció la Era Cristiana y la Era Media, en esta última la Historia de la música se encuentra íntimamente ligada a la forma en que se desarrolló la liturgia cristiana, ya que se consideraba a la música el vehículo por medio del cual los sacerdotes elevaban la palabra a Dios.

Las diversas formas musicales utilizadas en la liturgia cristiana debieron enfrentar la existencia de textos y melodías profanas que trataron de penetrar en los oficios religiosos. Los personajes de la música profana dedicados a la disposición de esta música fueron:

  1. Juglares: músicos ambulantes y plebeyos que divertían en fiestas y castillos.
  2. Los Trovadores: pertenecían a la nobleza y eran músicos y poetas que inventaban rimas y ritmos.
  3. Los Bardos: antecesor de los trovadores que cantaban proezas de sus héroes valiéndose del laúd.
  4. Los ministeriles: verdaderos productores musicales que administraban música y formaban corporaciones o gremios dedicados a brindar espectáculos musicales.

En el año 374 a 397 San Ambrosio reunió aquellos signos que debían ser aceptados en un credo antifonario naciendo así el Canto Ambrosiano. En el 540 al 604 San Gregorio Magno recopila himnos eliminando los que tenían origen popular o pagano, dando nacimiento al Canto Gregoriano. Desde su nacimiento la música cristiana fue una oración que se tenia que cantar con devoción tal como lo decía San Pablo “Cantando a Dios con vuestro corazón”, así pues el texto es la razón de ser del canto gregoriano ya que “el que canta reza dos veces”.

La melodía del canto gregoriano asimila 3 estilos diferentes:

  • El Silábico: cada nota representada por una silaba.
  • El Neumásico: una misma silaba corresponden a 2, 3 ó 4 sonidos diferentes.
  • Las Secuencias: intercalación de un texto en las notas del aleluya.

El texto es el que da sentido a la melodía y no se puede concebir el canto gregoriano sin texto, lo que quiere decir que al interpretar el canto gregoriano, los cantantes han tenido que entender muy bien el sentido del texto. Esta música se canta a capella sin acompañamiento instrumental, se canta al unísono o lo que es lo mismo todos los cantores entonan la misma melodía. A esta forma de canto se le llama Monodia. Se canta con ritmo libre.

La música en el Romanticismo

La palabra Romántico comenzó a utilizarse hacia mediados del siglo XVI. En los últimos años del siglo XVII, comienza como una reacción contra el clasicismo.

Dentro de los conceptos de un alto idealismo, el romanticismo no solamente acepta si no alienta la sobreposición de extremos opuestos: amor a la soledad del individuo y a la vez amor al prójimo; un disfrute de lo exótico junto a una nostalgia por lo familiar; una afición a lo novedoso y al desarrollo junto con ansia por el pasado.

El romanticismo es claramente universal y de todo los tiempos y no puede limitarse a solo un período de la historia. Por una parte, la nueva sociedad del siglo XIX, hija de las ideas de la revolución francesa, desea liberarse del pasado y, así, conseguir un arte que exprese el comportamiento y las ideas de su tiempo.

A medida que avanza el siglo XIX, hay una gran influencia, que va creciendo, cada vez más, de la literatura en la música: en Alemania los poemas de Wolfgang Von Goethe y Friedrich Von Schiller, fueron utilizados por Schubert, Schumann, Brahms, etc., para producir una de las manifestaciones musicales-poéticas más importantes de todos los tiempos, el Lied Alemán. Asimismo escritores franceses y británicos fueron los inspiradores de diversas obras de Beethoven, Berlioz, Verdi y otros.

El romanticismo supone el desarrollo de los nacionalismos. Esto se nota en la acentuación de las diferencias entre los estilos musicales nacionales, y llega a venerarse a la canción popular como expresión espontanea del alma nacional.

También aparece el drama musical. Hay un sentido profundo y definitivo del “colorido” sonoro, lo que permite enriquecer el vocabulario musical con los medios que transforman y amplían el arte sinfónico de los tiempos modernos.

El siglo XIX será el siglo del Piano, gracias a sus posibilidades polifónicas, sonoras y de virtuosismo extraordinario.